Peregrinando al III CONGRESO REINA DE LA PAZ CHILE Día 20
Peregrinando al
III CONGRESO
REINA DE LA PAZ
CHILE
Día 20
¡Oh Santo Espíritu! dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén
Mensaje, 25 de marzo de 2003
“¡Queridos hijos! Aún hoy, los llamo a orar por la paz. Oren con el corazón hijitos, y no pierdan la esperanza porque Dios ama a sus criaturas. El desea salvarlos, uno por uno, a través de mis venidas aquí. Los invito al camino de la santidad. Oren, porque en la oración ustedes están abiertos a la voluntad de Dios, así, en todo lo que hacen, cumplen la voluntad de Dios en ustedes y a través de ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”
Cristo en toda su enseñanza inculca un odio profundo al pecado y sobre todo al orgullo, a la hipocresía, a la malicia obstinada, que constituyen un estado de oposición completa a Dios. Por eso Jesús, tan misericordioso con los pecadores, lanza palabras de fuego contra los fariseos: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, que sois semejantes a sepulcros blanqueados...!» (Mt 23, 27).
Jesús Salvador ha venido para destruir el pecado y lo destruye con su muerte; pues precisamente con su muerte muestra del modo más claro la malicia enorme del pecado. El pecado es tan contrario a Dios y tiene una fuerza destructora tan tremenda, que llega a causar la muerte del Maestro divino.
Nadie por sí y por sus propias fuerzas se libera del pecado y se eleva sobre sí mismo; nadie se libera completamente de su debilidad por sus propias eficacias o metodologías..., solo es posible por la Sangre Redentora de Cristo, modelo, maestro, libertador, salvador y vivificador (AG 8 Vat. II). Y Jesús, que ha muerto para destruir el pecado, continúa ofreciendo a todo cristiano de buena voluntad la gracia necesaria para combatirlo en todas sus formas.
Oremos con Padre Slavko Barbaric:
"Dios, Padre nuestro todopoderoso, todos nosotros conscientemente Te damos gracias durante este mes porque eres nuestro Dios, porque eres nuestro Padre, por habernos enviado a Tu Hijo a salvarnos, por habernos enviado Tu Espíritu para santificarnos. Te damos gracias, oh Padre, por habernos revelado Tu santo nombre y por darnos la oportunidad de crecer en el amor, la fe, la esperanza, la bondad, la verdad y la paz y poder glorificarte de este modo. Te damos gracias por habernos permitido vivir en Tu gloria y en Tu presencia y, haciéndolo así, nos has dado Tu amor y Tu gozo. Gracias por habernos enviado a María que incansablemente nos visita día a día en Tu nombre y que ora por nosotros. Te damos gracias por habernos hecho más patente Tu presencia a través de su presencia entre nosotros. Te pedimos la gracia de llegar a ser y permanecer uno con Ella y Contigo, que nada nos separe de Ti." Amén. (Medjugorje, Mayo 29 de 1997)
Nos vemos en el Congreso...
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