Peregrinando al III CONGRESO REINA DE LA PAZ CHILE Día 21
Peregrinando al
III CONGRESO REINA DE LA PAZ
CHILE
Día 21
¡Oh Santo Espíritu! dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén
Mensaje, 25 de agosto de 1995
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a la oración. Que la oración sea la vida para ustedes. Una familia no puede decir que está en paz si no ora. Por eso, que su mañana comience con una oración matutina y la tarde termine con una acción de gracias. Hijitos, Yo estoy con ustedes y los amo y los bendigo, y deseo que cada uno esté en mis brazos. Ustedes no podrán estar en mis brazos si no están dispuestos a orar cada día. Gracias por haber respondido a mi llamado!”
La vida del cristiano debe ser una prolongación de la de Cristo y tiene valor sólo en la medida que refleje la de él. Este es el testimonio que el mundo espera de los creyentes, y es el más eficaz y avasallador. S. Pablo no se cansa de inculcarlo: «que... la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal» (2 Cor 4, 11). Ante tal empeño se comprende mejor aún que el pecado, y no sólo el pecado grave, está en antítesis absoluta con la vida cristiana, en la cual debe brillar la santidad de Cristo el Señor.
Vivir la santidad de Jesús es gastar como él la vida para gloria del Padre y para salvación de los hombres. El cristiano no puede vivir ya para sí mismo y para sus intereses personales; pertenece al que los ha redimido con su sangre y vivificado con su vida, y que, por tanto, tiene derecho a no ver frustrada en él su obra redentora y su gracia santificadora. Mirando a sus redimidos, Jesús ha de poder reconocer en ellos los sarmientos vivos de la vid que es él, los miembros dignos de su Cuerpo místico en los que nada repugne a su santidad.
El que está verdaderamente poseído del pensamiento de que Jesús ha muerto por su salvación, quiere corresponder a ese amor consumiendo por él su existencia, viviéndola para él, ofreciéndosela para que se sirva de ella, como se servía un tiempo de su vida mortal para la gloria del Padre y la salvación del mundo.
Oremos con Padre Slavko Bárbaric:
"Abre nuestros ojos, abre nuestros corazones y Te pedimos que por favor bendigas a los videntes, a fin de que puedan cumplir con su tarea en este mundo conforme a Tu voluntad. Bendice a esta Parroquia y a todos los Sacerdotes y Hermanas que viven y trabajan aquí. Bendice a todos los peregrinos y a todos los Sacerdotes que vienen con ellos, que a su vez oyen confesiones incansablemente y luego comparten sus testimonios. Bendice a todos los que oran en famili y han formado grupos de oración. Bendice a todos los que, a través de Medjugorje, se han decidido por el sacerdocio o la vida religiosa. Bendice también, oh Padre, a quienes a nivel material han ayudado a los refugiados, los heridos y los huérfanos de guerra. Bendícenos y acompáñanos para que, durante este tiempo, junto con María, podamos glorificarte como nuestro Dios que nos ama. Te damos gracias y con María, Reina de la Paz, Te pedimos que bendigas a todos aquellos que aún están en contra de Medjugorje como un lugar de paz y que de ese modo pronto podamos ser uno en Tu Espíritu que vive y reina en la eternidad. Amén. (Fray Slavko , Medjugorje, Mayo 29 de 1997)
Nos vemos en el Congreso...
INSCRIPCIONES EN CÓDIGO QR:


