Laudes Viernes 14 de Noviembre
Viernes 14 de
Noviembre 2025
Laudes
V. Señor, ábreme
los labios.
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de
los siglos. Amén. Aleluya.
INVITATORIO
Salmo 94
Ant. El Señor es
bueno, bendecid su nombre.
Venid, aclamemos al
Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes.
Suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme que
modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis hoy
su voz:
"No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá
en el desierto:
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba,
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras."
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
"Es un pueblo
de corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso."
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de
los siglos. Amén.
Ant. El Señor es
bueno, bendecid su nombre.
HIMNO
Eres la luz y
siembras claridades;
abres los anchos
cielos, que sostiene
como columna el
brazo de tu Padre.
Arrebatada en rojos
torbellinos,
el alba apaga
estrellas lejanísimas;
la tierra se
estremece de rocío.
Mientras la noche
cede y se disuelve,
la estrella
matinal, signo de Cristo,
levanta el nuevo
día y lo establece.
Eres la luz total,
día del día,
el Uno en todo, el
Trino todo en Uno:
¡gloria a tu
misteriosa teofanía! Amén.
SALMODIA
Salmo 50
CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Ant. 1. Oh Dios,
crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con Espíritu firme.
Misericordia, Dios
mío, por tu bondad;
por tu inmensa
compasión borra mi culpa;
lava del todo mi
delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco
mi culpa,
tengo siempre
presente mi pecado:
contra ti, contra
ti solo pequé,
cometí la maldad
que aborreces.
En la sentencia
tendrás razón,
en el juicio
brillará tu rectitud.
Mira, que en la
culpa nací,
pecador me concibió
mi madre.
Te gusta un corazón
sincero,
y en mi interior me
inculcas sabiduría.
Rocíame con el
hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más
blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y
la alegría,
que se alegren los
huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado
tu vista,
borra en mí toda
culpa.
¡Oh Dios!, crea en
mí un corazón puro,
renuévame por
dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos
de tu rostro,
no me quites tu
santo espíritu.
Devuélveme la
alegría de tu salvación,
afiánzame con
espíritu generoso:
enseñaré a los
malvados tus caminos,
los pecadores
volverán a ti.
Líbrame de la
sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador
mío!,
y cantará mi lengua
tu justicia.
Señor, me abrirás
los labios,
y mi boca
proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no
te satisfacen;
si te ofreciera un
holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un
espíritu quebrantado:
un corazón
quebrantado y humillado
tú no lo
desprecias.
Señor, por tu
bondad, favorece a Sión,
reconstruye las
murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás
los sacrificios rituales,
ofrendas y
holocaustos,
sobre tu altar se
inmolarán novillos.
Ant. Oh Dios, crea
en mí un corazón puro, renuévame por dentro con Espíritu firme.
Cántico Tb 13, 10-15. 17-19
ACCIÓN DE GRACIAS POR LA LIBERACIÓN DEL PUEBLO
Ant. 2. Alégrate,
Jerusalén, porque en ti serán congregados todos los pueblos.
Anuncien todos los
pueblos sus maravillas
y alábenle sus
elegidos en Jerusalén,
la ciudad del
Santo;
por las obras de
tus hijos te azotará,
pero de nuevo se
compadecerá
de los hijos de los
justos.
Confiesa dignamente
al Señor
y bendice al Rey de
los siglos,
para que de nuevo
sea en ti
edificado su
tabernáculo con alegría,
para que alegre en
ti a los cautivos
y muestre en ti su
amor hacia los desdichados,
por todas las
generaciones y generaciones.
Brillarás cual luz
de lámpara
y todos los
confines de la tierra vendrán a ti.
Pueblos numerosos
vendrán de lejos
al nombre del
Señor, nuestro Dios,
trayendo ofrendas
en sus manos,
ofrendas para el
rey del cielo.
Las generaciones de
las generaciones
exultarán en ti.
Y benditos para
siempre todos los que te aman.
Alégrate y salta de
gozo por los hijos de los justos,
que serán
congregados,
y al Señor de los
justos bendecirán.
Dichosos los que te
aman;
en tu paz se
alegrarán.
Dichosos cuantos se
entristecieron por tus azotes,
pues en ti se
alegrarán
contemplando toda
tu gloria,
y se regocijarán
para siempre.
Bendice, alma mía,
a Dios, rey grande,
porque Jerusalén
con zafiros y esmeraldas
será reedificada,
con piedras
preciosas sus muros
y con oro puro sus
torres y sus almenas.
Ant. Alégrate,
Jerusalén, porque en ti serán congregados todos los pueblos.
Salmo 147
ACCIÓN DE GRACIAS POR LA RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN
Ant. 3. Sión, alaba
a tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.
Glorifica al Señor,
Jerusalén;
alaba a tu Dios,
Sión:
que ha reforzado
los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a
tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en
tus fronteras,
te sacia con flor
de harina.
Él envía su mensaje
a la tierra,
y su palabra corre
veloz;
manda la nieve como
lana,
esparce la escarcha
como ceniza;
hace caer el hielo
como migajas
y con el frío
congela las aguas;
envía una orden, y
se derriten;
sopla su aliento, y
corren.
Anuncia su palabra
a Jacob,
sus decretos y
mandatos a Israel;
con ninguna nación
obró así,
ni les dio a
conocer sus mandatos.
Ant. Sión, alaba a
tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.
LECTURA BREVE
Galatas 2, 19b-20
Estoy crucificado
con Cristo; vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mi. Y, mientras
vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta
entregarse por mí.
RESPONSORIO BREVE
V. Invoco al Dios
Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
R. Invoco al Dios
Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
V. Desde el cielo
me enviará la salvación.
R. El Dios que hace
tanto por mí.
V. Gloria al Padre,
y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Invoco al Dios
Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
CÁNTICO EVANGÉLICO
BENEDICTUS Lc 1, 68-79
Ant. Por la
entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo
alto.
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación que
nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así la
misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa
alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamaran Profeta del Altísimo,
porque irás delante
del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol
que nace de lo alto,
para iluminar a los
que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar nuestros
pasos
por el camino de la
paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de
los siglos. Amén.
Ant. Por la
entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo
alto.
PRECES
Confiados en Dios,
que cuida con solicitud de todos los que ha creado y redimido con la sangre de
su Hijo, invoquémosle diciendo:
Escucha, Señor, y
ten piedad.
Dios
misericordioso, asegura nuestros pasos en el camino de la verdadera santidad,
- y haz que
busquemos siempre cuanto hay de verdadero, noble y justo.
No nos abandones
para siempre, por amor de tu nombre
- no olvides tu
alianza con nosotros.
Con alma contrita y
espíritu humillado te seamos aceptos,
- porque no hay
confusión para los que en ti confían.
Tú que has querido
que participáramos en la misión profética de Cristo,
- haz que
proclamemos ante el mundo tus maravillas.
Dirijámonos al
Padre, con las mismas palabras que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro, que
estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase
tu voluntad en la tierra como en el
cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como
también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la
tentación, y líbranos del mal.
ORACIÓN
Te pedimos, Señor,
tu gracia abundante, para que nos ayude a seguir el camino de tus mandatos, y
así gocemos de tu consuelo en esta vida y alcancemos la felicidad eterna. Por
nuestro Señor Jesucristo.
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.


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